Tipos de trastornos alimenticios
Los trastornos alimenticios son enfermedades provocadas por una falsa auto-imagen corporal o un gran temor a engordar.
Los trastornos que provocan estas enfermedades pueden ser biológicos, psicológicos, familiares o sociales.
Anorexia nerviosa: es un trastorno alimenticio donde las personas ven a su propia imagen corporal de una forma distinta a la imagen real, esto quiere decir que aunque la persona sea flaca, se verá gorda. Por esta razón, la persona toma todo tipo de acciones para perder peso.
La anorexia es una enfermedad que no causa la perdida del apetito, si no que solamente lleva a las personas a la que afecta a rehusarse a ingerir alimentos por el miedo extremo de engordar.
En la mayor parte de los casos, las victimas de esta enfermedad son niños de apenas 11 a 14 años y adultos jóvenes. Este trastorno generalmente esta directamente relacionado con el uso de drogas a base de anfetaminas, una sustancia que aumenta la quema de grasas, pero como consecuencia, provoca problemas tales como el insomnio, la irritabilidad, la depresión, entre otros.
Los principales síntomas de la anorexia nerviosa son: Miedo exagerado a engordar., adelgazar en muy poco tiempo, alejarse de los familiares cercanos, demostrar falta de menstruación, caída del cabello, alteración de la frecuencia cardíaca y en la presión arterial por la desnutrición.
Por otro lado, también existe otra grave enfermedad alimenticia llamada “bulimia”. Esta se caracteriza, al igual que la anorexia, por el miedo a subir de peso. En cambio, en estos casos las personas inducen al propio vomito para expulsar la comida o utilizan productos laxantes.
En muchos casos, las victimas de esta enfermedad ingiere alimentos de una manera excesiva, por esta razón, luego se siente culpable y intenta evitar la absorción de los alimentos consumidos por el organismo.
Las características principales de la anorexia son: Depresión, acto de provocar el vomito intencionalmente, consumo excesivo de comida, culpa, obsesión por ejercicios físicos, entre otros.
En conclusión: Ambas enfermedades de trastornos alimenticios deben ser tratadas apenas sean descubiertas. De lo contrario, pueden tener repercusiones graves como la desnutrición y hasta la muerte.